El Economista publica un reportaje sobre los activos tóxicos que tiene la banca en el último trimestre del año y cuenta para ello con el expertise de José Masip y nuestro área de Servicios Financieros
En 2024, las entidades financieras y los fondos de inversión en España han incrementado en un 15% la venta de activos tóxicos, alcanzando un valor bruto cercano a los 15.520 millones de euros. Este es uno de los datos destacados por El Economista, extraído de informes elaborados por el área de Servicios Financieros y Real Estate de nuestra consultora.
Según el medio, este aumento se debe a operaciones de compraventa de créditos problemáticos o reestructurados y de inmuebles adjudicados. Hasta septiembre, se habían transferido activos por un valor nominal de 10.807 millones de euros, y se espera que las operaciones en curso sumen otros 4.712 millones antes de finalizar el año.
La mayor parte de estas transacciones (76%) corresponde a créditos morosos sin garantía, principalmente relacionados con préstamos al consumo y tarjetas de crédito. Los inmuebles representan solo un 6% de las operaciones actuales y se prevé que constituyan un 5% del total anual. Este cambio refleja una tendencia hacia la venta de carteras especializadas y de menor tamaño, en contraste con las grandes desinversiones de activos inmobiliarios que predominaron tras la crisis financiera.
La reducción de los tipos de interés y las exigencias regulatorias de Basilea IV han incentivado este aumento en la venta de activos tóxicos. La disminución de los tipos ha facilitado tanto la oferta de crédito como la demanda de activos distressed, especialmente en el mercado de préstamos morosos (NPLs). Además, las nuevas regulaciones impulsan a las entidades financieras a optimizar el consumo de capital, promoviendo la desinversión de activos problemáticos.
En palabras de José Masip:
«Los tipos de interés han comenzado a reducirse a finales de 2024. Venimos del año 2022 al 6%, al inicio de 2024 se situaban en el 3,4% y actualmente estamos cerrando en el 2,5 o 2,6%. Este cambio podría afectar tanto a la oferta de crédito como a la demanda de activos distressed, especialmente en mercados como el de NPLs (acrónimo de non-performing loans o deuda impagada), debido a la ventaja competitiva con respecto a productos tradicionalmente financieros».
Masip también vaticinó que:
«Con la bajada de tipos de interés nos podríamos encontrar que se vuelve a reactivar la venta de carteras».
Desde 2015, la banca y los fondos han realizado operaciones con activos improductivos por un valor que rozará los 209.840 millones de euros si se cumplen las previsiones de este año. Casi la mitad de este volumen se resolvió entre 2017 y 2018, cuando las entidades se vieron obligadas a deshacerse de grandes cantidades de activos dañados tras la crisis financiera.
En resumen, la banca española continúa avanzando en la limpieza de sus balances mediante la venta de activos tóxicos, adaptándose a las nuevas condiciones del mercado y a las exigencias regulatorias, lo que contribuye a fortalecer la estabilidad del sistema financiero.
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